Hoy decidí caminar. A modo de recordar
la decena de años que se me escaparon en un pestañear.
Llegué a un cruce y tan sólo pude
llegar a la mitad cuando la luz cambió. Me quedé tranquila, sin
pretender apurar el paso. No pasaban tantos autos, pero cada uno que
se acercaba, me miraba con aquellas luces, como si fueran los ojos de
unas bestias acechándome... parpadeando como si intentaran infundirme
terror.
Cambió la luz. Pasé. Y extrañé un
poco de lluvia. Y me arrepentí de haber decidido dejar de fumar hace
dos años. También, a modo de cliché, repentinamente me vino el
antojo de tomar un sorbo de café, aún sabiendo que este ardor en el
pecho causado por mis recientes desordenes estomacales lo iba a
rechazar de inmediato. De pronto, entendí que lo que extrañaba era
su aroma (el del café, por supuesto).
Y así, seguí caminando... rogando de
que cada una de estas palabras que ahora escribo, no se me borren al
llegar a casa, como suele pasar... y luego, corrigiendo mi ruego para
que si eso sucediera, al tratar de recordarlas, las asociara con unas
aún mejores.
Gracias memoria, porque haces que no
olvide escribir. Y gracias inspiración, porque a pesar de que hace
un buen tiempo te hice de lado por nuevas distracciones, una vez más,
al encontrarme sola, me hiciste buena compañía.
Lo olvidaba, ¡también vi delfines de
plantitas! :)
DdC
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