martes, 17 de marzo de 2009

El imperio de tus movimientos

Se mecen las hojas crujientes y te veo tan irreal. La delgadez de tus sombras y el imperio de tus movimientos son como una ventana hacia los cuentos de hadas.

¿Quién nos engañó con las historias que terminan con un final feliz? Si al caer tu corazón, tu cuerpo de porcelana se resquebrajó. Los mil pedazos expuestos cortaron mi piel y mi sangre sirvió de alivio para tu angustia inerte. Aprender la lección: No cojas una rosa, si le tienes miedo al dolor.

Sigo las flechas sin rumbo fijo. Perdida. El camino se confundió en mi memoria. Quedó atrás con los recuerdos que buscaron escondite ante mi búsqueda. Yo lo había ordenado así. Pero también lo olvidé.

Te pienso. Y mis pies flotan por inercia. Me elevo y mi alma se mezcla con el viento. Mis manos quieren tocar las estrellas. Una lágrima cae y forma un remolino en aquel vacío. Hasta tocar el suelo, casi desvanecida. Como yo.

Puedo llegar a ti y querer alejarme. Sé que poco te importa. O al menos me lo darás a entender. De todas formas, el viento ya me trajo a ti y sé cual es mi condena. Tú, con el arma tras el contorno de aquel cuerpo tibio, esperando aquella muerte que está en tus manos. Y lo sabe. Lo sé.

¡Detente! Que aquel tic tac no va acorde con tus latidos. Que el tiempo se me agota y la ansiedad se apodera de mi ambiente. Que si te vas, te vas incompleto. Pues algo de ti se queda conmigo.

No te acerques más que aún no estoy preparada. Y yo… yo ya no muero más de amor.

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